lunes, 20 de febrero de 2012

POEMAS DE CIENCIA FICCIÓN



¿Puede la ciencia ficción convertirse en un género de la poesía? Entiendanme, no estoy hablando de la poesía científica del siglo XIX, o de una poesía cargada de elementos científicos y tecnológicos al estilo de Ammons, o de una novela de ciencia ficción escrita con un lenguaje muy poético. No, nada de eso. De lo que estoy hablando es de una obra de poesía ubicada en el futuro para desde allí analizar la esencia de lo humano y, por qué no, la realidad. Pues bien, algo así es lo que podemos encontrar en el último poemario de Diego Doncel (Malpartida de Cáceres, 1964), Porno Ficción (DVD Ediciones, XXXVII Premio de Poesía Ciudad de Burgos). Si su poemario anterior, En ningún paraíso, fue uno de los textos fundacionales de la poesía mutante, este poemario es una vuelta de tuerca más en la apuesta personal del poeta.

Que la utilización de un escenario futuro es una potente estrategia narrativa, capaz de permitirnos hablar del presente de forma desgarrada, lo demostró el maestro Ballard hace ya unos cuantos años. Después David Foster Wallace sublimó esa estrategia en La broma infinita. Sin embargo, no tengo tan claro que esta estrategia se haya desarrollado en el ámbito de la poesía con la misma suerte (animo al lector a comentarme propuestas poéticas similares anteriores en el tiempo, nunca se acaba de aprender). No al menos hasta ponerme a leer este poemario. Y debo decir que si ese era el objetivo de su autor, lo alcanza con creces. Y de ello es responsable en buena parte el estilo que Doncel desarrolla a través de las páginas. Para el futuro inmediato, cruel, materialista y virtual que el autor nos presenta, estrofas cortas, capsulas de dolor, frases que en dos lineas son capaces de desnudar el porvenir (p. 24):

“No sé qué realidad es real. No sé por qué la duda
forma parte de mi pensamiento.”

Cómo consigue Doncel su objetivo. A partir de una estrategia de vivencia insuficiente del presente y poco anhelo por disfrutar el futuro que obliga a la búsqueda en el pasado desde un mundo poshumano en el que, como el narrador afirma (p. 26):


“Recorro un espacio en donde las emociones humanas y las emo-
        ciones humanas nacidas de la tecnología son una, donde la
        vida transcurre por realidades inteligentes.”

Precisamente, el poema del que están extraídos los dos versos citados, «Momentos de ciencia ficción», resulta paradigmático para analizar la estrategia narrativa de Doncel. Si el presente es un desierto, si (p. 26):

“En el presente la lejanía es una llamada que aún no ha obte-
nido respuesta y la distancia es el vacío de una página en
blanco.”

Si además, el futuro es distópico pese a sus innumerables aparatos y viajes interestelares, solo queda el retorno mental hacia el pasado con esos mismos aparatos. Desgraciadamente, ese retorno está impregnado de soledad. Es la toma de conciencia de la pérdida que subyace en la existencia. Por el camino perdemos aquello que hemos querido, para acabar vacíos porque, parafraseando al autor, nos pasamos la vida equivocándonos y porque (p. 31): “El pasado es un sueño después que el sueño ha acabado.”

Y, con esta estrategia desgarrada, llegamos a poemas como «Ventanas electrónicas». Allí, la sociedad secreta Descartes, un grupo subversivo que pretendía “un cambio de civilización” acaba siendo víctima del terrorismo más radical en un futuro sin esperanza. Así hasta el final.

Un excelente poemario por lo novedoso del género y por las preguntas que plantea. Tal vez deberíamos plantearnos nosotros otro interrogante: ¿Cómo definir este nuevo género poético, a medio camino entre la ciencia, la ficción y la experiencia personal?




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