jueves, 26 de abril de 2012

SE DA EL CASO DE QUE, A VECES, AMISTAD Y BUENA LITERATURA SE DAN LA MANO

Se da el caso de que Orland Verdú, escritor, actor y amigo (este tipo de categorías se han de explicitar), ha ganado el VIII Premi de Teatre Ciutat de Sagunt, con la consiguiente publicación de su texto. Pero como se da el caso de que ser amigo (como Orland) no es equivalente a ser buen escritor, el post podría finalizar aquí.

Sin embargo, se da el caso de que yo fui uno de los afortunados que pudieron leer sus Diàlegs de dalt i de baix antes de que llegaran a cristalizar en formato libro. También se da el caso de que Orland ha pedido a sus lectores que recomienden el texto si les gustó, y. se da el caso de que al que suscribe le gustó. Y como Orland presentará su libro mañana día 27 en la Fira del Llibre de València, y el 28 de abril en Petrer, voy a dedicar unas palabras al texto.


Se da el caso de que se trata de un texto dramático dividido en cuatro diálogos. Todos diálogos entre dos personajes. Se da el caso de que los títulos resultan de corte muy platónico: "Sobre la guerra", "Sobre la felicitat", "Sobre l'amor" y "Sobre el destí", y ese carácter filosófico aparece en la escritura de Verdú con un estilo descarnado. Una prosa austera, hiriente, rayana al existencialismo de Samuel Beckett para hablar de cobardía, de amor a la madre, de amor al padre y de arte.

Se da el caso de que en esta bitácora tratamos con especial interés a aquella literatura que utiliza elementos científicos o tecnológicos, y se da el caso que Verdú los usa en el segundo de los diálogos, "Sobre la felicitat", para utilizar la ciencia ficción como drama. En un entorno de máquinas, una prestigiosa programadora debe reconocer sus oscuros sentimientos. Y la ciencia ficción le da al entorno un aura de atemporalidad que recuerda a Manuel de Pedrolo. Se da el caso de que Verdú utiliza escenarios igualmente austeros en sus otros diálogos (un bosque, una residencia, los sueños), lo que impregna de coherencia el texto. Se da el caso de que este carácter marcadamente simbólico y atemporal nos obliga a reflexionar sobre el eterno conflicto que reside en el hombre. Es por esta razón que recomiendo su lectura.

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