viernes, 18 de octubre de 2013

RESEÑA DE 'EMERGENCIAS' EN 'LA BOLSA DE PIPAS'

Aquí les dejo la reseña sobre Emergencias que apareció en el número 91 de la revista La bolsa de pipas de este mes de octubre, que no es buena, y con la que podría discrepar abiertamente en algunos puntos. Pero no en este espacio. Aquí, y más si se trata de autobombo o autopromoción, apenas si colgaré las reseñas y dejaré que el lector juzgue por sí mismo, que ya es mayorcito.

Pues eso:



NO TODO ES CUENTO
Emergencias. Doce cuentos Iberoamericanos
VVAA. Candaya, 239 pàg.
Diego Prado


Quizá con demasiada frecuencia el cuento suele definirse en términos meramente cuantitativos, de modo que a cualquier breve fragmento narrativo se le atribuya la denominación errónea de “cuento”. Por este motivo el que suscribe debe ponerle un serio reparo a la afirmación de “Doce cuentos Iberoamericanos” que aparece en la portada de este libro, puesto que la mayoría de las obras recogidas en esta antología editada y prologada por Jorge Carrión deberían ser consideradas como narrativa breve a secas. Alguien podría pensar, no sin razón, que cuento y narrativa breve son una misma cosa, ya que lo segundo no excluye lo primero y, en efecto, se suelen confundir repetidamente. No obstante el cuento ha de gozar de una clara intención de unidad y de un final cristalizador de esa unidad, por usar las palabras del maestro Padrós de Palacios. La narración breve, en cambio, es un texto corto que puede albergar desde el simple esbozo narrativo a la reflexión íntima, desde el ejercicio descriptivo a la crónica de viaje o incluso el reportaje periodístico. Y si bien es cierto que estas doce piezas tienen la clara voluntad de narrar una historia, demasiadas de ellas no pasan de interesantes borradores para obras de mayor envergadura, relatos en general poco resueltos que se alejan de la perfección natural del cuento. La sensación que le queda a uno la mayor parte de las veces es la de estar leyendo simples fragmentos o ejercicios de narrativa. Y con ello no cuestiono el talento, más evidente en unos que en otros, de los escritores antologados, pero escribir bien no basta para contar una buena historia.
El único relato que ha logrado perturbarme ha sido “Nuestra casa” del barcelonés Àlex Oliva, un auténtico cuento por cuanto logra mantener la tensión a lo largo de la historia para desembocarla en un final conciso y espeluznante que me ha recordado algunos de los magníficos relatos del primer Martínez de Pisón. Hay otros textos interesantes, por supuesto, como el de la joven ecuatoriana Mónica Ojeda y su “Duboc, el director de escritores”, que por su originalidad argumental también resulta un digno cuento. Asimismo, relatos como “La muerte os sienta genial” de Jari Malta, “Durante el asedio” de Antonio Galimany, “Interrupción del servicio” de Tomás Sánchez Bellocchio o “Gastón Tévez o la voluntad de marcharse” de Eduardo Ruiz Sosa son historias muy bien escritas y de interesante peripecia, aunque sus finales se malogran un poco por culpa de cierta precipitación. El resto de las narraciones (firmadas por Ramón Bueno, Mariana Font, Carlos Gámez, Carolina Bruck, Yannick García y Wilmar Cabrera), aún mostrando argumentos ambiciosos y correcta prosa, no acaban de alzar el vuelo.
El cuento es un género complejo que requiere el pulso de un relojero y la habilidad de un prestidigitador. En muchos casos parte de un chispazo argumental cuyo desarrollo y cierre ha de conformar un todo sin fisuras, redondo, que se agote o acabe en sí mismo. En demasiadas ocasiones leemos historias cortas que se inician poderosamente para acabar desembocando en un gatillazo narrativo no acorde a las expectativas que nos había sugerido. Muchos novelistas de prestigio han intentado incursionar en el género, con distinta suerte, y por ello me cuesta compartir la idea de Carrión de que el cuento es “la zona de pruebas” del escritor. Cierto que da soltura y oficio, como lo da el artículo de opinión, pero nunca debería verse exclusivamente como “un gimnasio o laboratorio de futuras novelas”. Lo que tenga que venir vendrá, en efecto, pero el cuento o se hace bien o es mejor no tocarlo.

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